8/12/2009

Incomprensión del papel de la prensa en una democracia.

Opinión de Diario HOY.
En el discurso de asunción del mando, el presidente Rafael Correa arremetió una vez más contra la prensa y los periodistas y hasta sugirió la necesidad de regular, en el plano de los países, los excesos de la prensa.

La visión del mandatario revela una serie de prejuicios y malentendidos sobre el papel de la prensa y los periodistas; por ello, la tendencia a plantear, como repuesta, la regulación.

Es un prejuicio encasillar a la prensa en la ambigua noción de poderes fácticos, supuestos poderes de hecho a favor de los privilegiados.

Otro prejuicio es presentar como una contradicción en su propia naturaleza el sustento empresarial privado de los medios de comunicación y el manejo de la información, que es un bien público. Ya en un manifiesto que salió de la Presidencia se dijo antes el dislate de que el Ecuador era uno de los excepcionales países en donde los medios habían nacido en manos privadas... De otro lado, ¿acaso es incompatible el interés privado con el bien público? Suponer que la prensa supedita al negocio la tarea informativa es, además, desconocer que el capital mayor que manejan los medios es la credibilidad. En múltiples campos -producción, educación, transporte, salud, etc.- se puede reconocer el enorme aporte empresarial privado al bien público. En el plano de la prensa, aquel prejuicio contra lo privado lleva a considerar como el único camino posible el de los medios estatales, al servicio del gobierno de turno.

El presidente Correa ha convertido a la prensa en opositor político, "el mayor adversario que ha tenido en los 31 meses de Gobierno..., aunque sin ninguna legitimidad democrática". No es posible una verdadera democracia sin prensa independiente y crítica: no reconocer el histórico aporte de los medios y periodistas al país y desatar una campaña de hostilidad y ataque reiterados para convertirlos en enemigos es incompatible con la necesidad de pluralismo y tolerancia en un país que aspira a fortalecer su democracia.

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