4/14/2010

CORREA: EN 365 DÍAS, MÁS DE 180 DIFERENTES AGRAVIOS.

El presidente Rafael Correa emplazó en la cadena sabatina del 23 de enero del presente año, a que se le demuestre si alguna vez había utilizado en dichos espacios una palabra procaz o soez. En respuesta, quienes promueven el Modelo de Gobierno Responsable analizaron los enlaces sabatinos de 2009, encontrando 171 diferentes insultos o términos soeces, muchos de los cuales han sido repetidos en infinidad de veces.

Los ataques se lanzaron contra más de 80 personas, grupos o instituciones; desde políticos y comunicadores, hasta agrupaciones indígenas, ONG´s, empresarios, intelectuales, líderes sociales, estudiantes y universidades, entre otros.

LISTADO DE AGRAVIOS

1. abusivos
2. actúa con urticaria
3. agoreros del desastre
4. Alcalde de 20 cuadras
5. Alcalde garrotero
6. Amarillistas
7. Amorfo
8. Anacrónica
9. Anarquistas
10. Aniñaditas
11. aniñados
12. aniñados de Guayaquil
13. anti progresistas
14. antiéticos
15. antipatriotas
16. argolla
17. arribistas
18. arrogante
19. atropellador de derechos humanos
20. babosada
21. basura
22. bocones
23. bruto
24. buitre
25. buitres especuladores
26. burocracia
27. engatusadora
28. cachetón
29. cadáveres políticos
30. canalla
31. cara de estriñido
32. care gil
33. care tuco
34. cavernícolas
35. charlatanes
36. cheerleaders del neoliberalismo
37. chiflado
38. chismoso
39. cínico
40. cizañoso
41. cloaca con antenas
42. cobarde
43. consejeros sexuales siendo vírgenes
44. conspiradores
45. corrupto
46. cueva de ladrones
47. demagogos
48. burocracia dorada
49. derecha conspiradora
50. descalificados
51. descarado
52. desequilibrado por la codicia
53. desinformadores
54. diario de vergüenza
55. disfrazado de periodista
56. doble moral
57. enano fachín
58. encuestadora chimba
59. enano latin lover
60. enfermo
61. envidioso
62. especuladores
63. estafador
64. estafadores
65. estertores agónicos de mafias
66. estúpido
67. explotadores
68. falaz
69. falsetas
70. fantoche
71. farsante
72. fascista de la camisa negra
73. fascistas
74. fundamentalistas
75. gallinazos
76. garroteros
77. gente de la peor calaña
78. grandes delincuentes
79. Habladores
80. hijos de la oligarquía
81. Hipócrita
82. horrorosos
83. idiota
84. ignorante
85. imbéciles
86. incapaz
87. incapaz de pensar
88. incompetentes
89. indigno
90. ineficiente
91. inestable
92. infantil
93. inmoral
94. insensato
95. insignificante
96. investigadores mediocres
97. irresponsable
98. izquierda boba
99. la cabeza no le da
100. ladinos
101. ladrón
102. lelo
103. limitadito
104. locos furiosos
105. Lourdes del Ecuador
106. Mafia
107. majadero insolente
108. majaderos
109. masón que pega a la mujer
110. matón de barrio
111. medio hombre, medio mujer
112. mediocre
113. melenudos
114. mentiroso
115. mercenaria
116. miserables
117. mitómano
118. momias cocteleras
119. mujer nefasta
120. narco políticos
121. no paga impuestos
122. no puede caminar y masticar chicle al mismo tiempo
123. no servían para un carajo
124. noveleros
125. oligarquía laboral
126. parapolíticos
127. pasquín
128. payasos
129. pelafustanes
130. pelagatos
131. pelucolandia
132. pelucones
133. pequeñitos de siempre
134. perdedor
135. periodicuchos
136. periodiqueros
137. periodista perverso
138. periodistas semi ignorantes
139. perro
140. perros rabiosos
141. perseguidor
142. pillos
143. pitufo pitufo gruñón
144. político corrupto
145. politiquero alcalde de media cuadra
146. politiquero barato
147. pobre hombre
148. ponchos dorados
149. porquería
150. prensa corrupta
151. prensa mezquina
152. prepotente
153. podredumbre
154. pseudo analistas
155. puercos
156. quicuyos
157. revoltosos
158. ridículos
159. rey del mundo
160. ridículos
161. sabidos
162. sapos
163. sátrapas
164. se la tira a muy bacán
165. sepultureros de la educación
166. sinvergüenza
167. traidor
168. terroristas
169. tiene un zapato en la cabeza
170. tipejo
171. títere
172. tonto astrólogo
173. tontos
174. torpes
175. trogloditas
176. trompudos
177. universidades de garaje
178. vacas sagradas
179. vende patria
180. Walter Mercado

Esto nos da a pensar que nuestro celebre Presidente vociferador, produce un nuevo insulto cada 2 días, que tal gran poder imaginativo.

4/12/2010

"APRENDE A MORIR Y APRENDERÁS A VIVIR”

"Aprende a morir y aprenderás a vivir. Nadie aprenderá a vivir si no ha aprendido a morir", así rezaba un viejo manual occidental sobre la muerte y el proceso de morir.

Actualmente, en nuestra sociedad se ha producido un considerable avance en lo referente a la atención al paciente moribundo, desarrollo que se ha realizado por un lado en lo que hace a la terapia del dolor y más específicamente a la farmacología en sí. Pero también, el movimiento de los cuidados paliativos desarrollado a mediados del siglo pasado por C. Saunders en Inglaterra y que da cuenta de la necesidad de brindar una atención compasiva tendiente no sólo a disminuir el sufrimiento físico del paciente sino también a optimizar su calidad de vida, a través del control de los síntomas físicos, emocionales, mentales, sociales.

Pero como supiera decir el sabio maestro budista, Padmasambhava: "Quienes creen que disponen de mucho tiempo, sólo se preparan en el momento de la muerte. Entonces los desgarra el arrepentimiento. Pero, ¿no es ya demasiado tarde?".

En este sentido creo que la pregunta que todos y cada uno de nosotros nos debemos hacer aquí y ahora a nosotros mismos y con total sinceridad es: ¿Qué sé sobre la muerte?".

En primer lugar debemos ser conscientes de que la muerte es un absoluto misterio, pues nadie ha regresado del "más allá" para referírnoslo. Todo lo que contamos es con lo que se denomina "experiencias cercanas a la muerte".
Pero debemos ser con nosotros mismos tan íntegros como lo fue el célebre filósofo griego Sócrates, cuando afirma: "El temor a la muerte, señores, no es otra cosa que considerarse sabio sin serlo, ya que es creer saber sobre aquello que no se sabe. Quizá la muerte sea la mayor bendición del ser humano, nadie lo sabe, y sin embargo todo el mundo le teme como si supiera con absoluta certeza que es el peor de los males".

Aunque si contamos con dos certezas irrefutables. Sabemos que es absolutamente cierto que habremos de morir y también que es absolutamente incierto cuándo y cómo. Angustiosas interrogantes existenciales ambas si las hay. En "El conocimiento silencioso" de Carlos Castaneda, don Juan, el gran brujo yaqui dice: "Sin una visión clara de la muerte, no hay orden, no hay sobriedad, no hay belleza. Los brujos se esfuerzan sin medida por tener su muerte en cuenta, con el fin de saber, al nivel más profundo, que no tienen ninguna otra certeza sino la de morir. Ese conocimiento da a los brujos el valor de tener paciencia sin dejar de actuar; les da, asimismo, el valor de acceder, el valor de aceptar todo sin caer en la estupidez y, sobre todo, les otorga el valor para no tener compasión ni entregarse a la importancia personal". En otro momento expresa: "Los brujos dicen que la muerte es nuestro único adversario que vale la pena. La muerte es quien nos reta y nosotros nacemos para aceptar ese reto, seamos hombres comunes y corrientes o brujos. La diferencia es que los brujos lo saben y los hombres comunes y corrientes no".

Este concepto de la muerte como el gran adversario que nos infunde de valor y paciencia para actuar sin entregarnos a la importancia personal o ego-centrismo nos hace ver a la muerte como un maestro que nos saca de nuestro in-consciente escondite y nos abre a la verdad de la vida y del universo.

Reflexionemos sobre ello. A poco que pensemos, hemos de llegar a darnos cuenta de que en realidad ignoramos quienes somos, es decir, cuándo nos preguntan sobre nuestra identidad respondemos con una diversa variedad de elementos que hemos coleccionado con el fin de definirnos a nosotros mismos (por ejemplo, soy uruguayo, psicólogo, hombre, etc.). Pero cuando todas esas cosas se nos quitan, ¿tenemos idea de quienes somos en realidad sin y detrás de todos esos agregados?.

Además, nos identificamos con nuestro cuerpo y con nuestra muerte, pero que sucederá cuando ya no estén presentes, ¿son estos dos elementos sostenes seguros y confiables de nuestro ser y de nuestra identidad?

Para no hacer frente a estas interrogantes, buscamos y exigimos vivir según un plan pre-establecido, por ejemplo, estudiar, trabajar, formar una familia, etc., etc., de manera de vivir de forma acelerada, ocupando el tiempo con responsabilidades y con cosas materiales.

En una palabra, si deseamos dejar de una vez por todas que la vida nos viva a nosotros y en cambio vivir nosotros la vida (valga la perogrullada), debemos empezar por aceptar la muerte como una gran maestra que continuamente nos susurra al oído: "Carpe diem", es decir, vive la vida en el aquí y ahora, sin dejar situaciones inconclusas, pues no sabemos que llegará primero, si la muerte o el próximo día.
¿Es esta una visión pesimista de la vida, que nos sume en la angustia y el terror continuos? Muy por el contrario. Nos permite una vida plena y fluida, pues al no saber en que momento ha de llegarnos el momento último, evitamos por un lado el dejar asuntos pendientes y minimizamos nuestra personal importancia, y por otro lado, buscamos mantener una comunicación plena y sincera con quienes y con lo que nos rodea, expresando en forma continua un profundo respeto y amor por todo y todos.
Al ser conscientes de que nada es permanente, de que como dijera Lavoisier, nada se pierde sino que todo se transforma, despertamos al hecho de que nada es independiente sino que todo es inter-dependiente con todo y todos. Somos in-dividuos pero también estamos en común-unión y por consiguiente, nuestra más insignificante motivación, acción y/o palabra tiene consecuencias reales en todos los niveles del universo y en todos sus tiempos.

Ergo, hemos de vivir en el aquí y ahora, en el momento presente pues el pasado ha dejado de existir como tal y ahora es parte del presente, y el futuro es algo incierto aunque fecundo y lleno de posibilidades, pero cuya plenitud depende del momento actual; el futuro nace junto con el momento presente y muere con él.
Y así hemos de aprender a ser lo que don Juan llamaba un "hombre de conocimiento", un guerrero espiritual que vive su vida desde y con "impecabilidad".

¿Qué significa lo anteriormente expuesto?, pues nada que menos que comprender que las crisis, el sufrimiento y las dificultades son puntos de inflexión en nuestras aletargadas existencias; son verdaderas oportunidades para transformarnos de y en forma íntegra, dándonos cuenta de la impermanencia de todo y aprendiendo así a aceptar los cambios. Como refiriera Heráclito de Éfeso, no nos lavamos las manos dos veces en el mismo río.

Así en la medida en que seamos conscientes del continuo fluir de la existencia en una espiral mutacional dinámica y permanente, aprendemos en consecuencia que el apego y la posesividad de personas, ideas y/o cosas es algo falso y que nos hace daño. Por consiguiente, al aceptar la no permanencia, disminuye nuestro apego y el consiguiente dolor por las eventuales pérdidas, reales o no y ganamos en compasión, alegría, amor, bondad y sabiduría al confiar plenamente en nosotros mismos; implica en definitiva un pararnos sobre nuestros propios pies, siendo responsables de y por nosotros mismos.

Ahora, si todo cambia y muere, pero nada se pierde, sino que todo se transforma, entonces, ¿qué es la vida y qué es la muerte?. ¿Qué hay detrás de la vida y qué tras la muerte, si es que algo hay? A lo que podríamos agregar: ¿de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos?; ¿qué sentido tiene nuestra existencia?, y en definitiva, ¿quién soy?.

Esto daría (y dará) cuenta de otro momento reflexivo, pero ahora preguntémonos, ¿qué es lo que en verdad ha de contar en el momento de nuestra muerte?.
Pues hay dos elementos básicos y fundamentales, uno es cómo hemos vivido nuestra vida (y como la vivimos), y el otro es cuál ha de ser el estado de nuestra mente en el momento de la muerte.

Como dice Sogyal Rimpoché: "El último pensamiento y emoción que tenemos justo antes de morir ejerce un poderosísimo efecto determinante sobre nuestro futuro inmediato. Este último pensamiento o emoción puede amplificarse desproporcionadamente e inundar toda nuestra conciencia en el momento de la muerte. En este momento nuestra mente se encuentra completamente expuesta y vulnerable a cualquier pensamiento que entonces nos ocupe".

Tengamos en cuenta que nuestra reacción ante una enfermedad terminal o directamente ante la muerte dependerá de nuestra personalidad, de los valores que sustentemos y de nuestro conocimiento espiritual (conocimiento y no simple creencia).

Como afirmábamos, vivir una "vida impecable" como decía don Juan, daría cuenta asimismo del logro de la capacidad de lo que podríamos denominar como "morir con arte" o "arts moris", que consistiría en afrontar el momento último de nuestra existencia sin desear ni pensar en nada, sin mantener apego a ser o cosa alguna.
Y esto se lograría tan sólo a través de la práctica de un camino espiritual, que no necesariamente religioso. La consecución de una visión espiritual implica ni más ni menos que mirar hacia dentro nuestro, disolviendo aquellos aspectos fragmentarios y en perpetuo conflicto en nuestra conciencia, relajando la tensión del ego y volviendo a reposar en la naturaleza de la mente. Se podría decir que consiste en una metodología, una praxis tendiente a lograr una plena conexión con nuestra esencia más íntima.

En conclusión y coincidiendo plenamente con C. Longaker, afirmamos que las cuatro tareas básicas para experimentar con plenitud la vida y la muerte son: 1) darnos cuenta de que el sufrimiento existe y que se puede transformar en una experiencia de plenitud; 2) mantener una comunicación con nosotros mismos y con los demás, donde nos expresemos con todo nuestro ser y fundamentalmente con nuestro corazón, lo más compasivos y libres de apego que podamos; 3) prepararnos espiritualmente para la muerte, lo que implica el ser capaces de vivir en el momento presente, sin dejar situaciones inconclusas que sólo han de constituir un lastre que incrementará nuestro dolor y sufrimiento y el de quienes nos rodean; 4) encontrar significado a nuestra existencia, sintiéndonos seres plenos a pesar de nuestras imperfecciones, aceptando nuestros errores y expiando los que podamos haber cometido….