El 28 de enero del 2017, en una de
sus últimas tristemente célebres sabatinas, el ex presidente Rafael Correa,
anunciaba con bombos y platillos que dejaba "la mesa servida"
al nuevo Presidente de la República; hasta aquel entonces, su coideario e ideólogo
de la revolución ciudadana, ante una embelesada y agitada multitud de migrantes
en Barcelona, España, pronunciaba esa frase conquistadora de corazones
ardientes, que tenía la intención de elevar a los altares y perennizar un
proyecto político que embriagó a quienes se fueron del país hace ya muchos años
y a muchos medios de la corriente pseudo socialista que se encargaron de
endiosar un régimen autoritario y lleno de vicios, fuera de las fronteras
patrias.
Y es que en verdad no preocupa la
frase de "la
mesa servida"
entre correistas si no fuera por la apremiante crisis que en la actualidad vive
el país, los escándalos son a diario, se ha tenido que pasar por desinstitucionalizar
el correismo de varias funciones del Estado y de entidades de trascendental
importancia para la vida nacional, como el Consejo de Participación Ciudadana,
pasando por El Consejo Nacional Electoral, el Consejo Nacional de la Judicatura,
Contraloría, Fiscalía General de la Nación, por nombrar algunas, se enraizó
tanto la corrupción en la pasada década, que en todos los niveles de gobierno,
ya sean estos altos o bajos, se encuentra corrupción, las pérdidas para el
Estado ecuatoriana ya superan los 105 mil millones de dólares, o sea tres presupuestos
generales del estado, y nadie hace, dice o trata de recuperar esa inmensa
cantidad de billetes.
Ahora tenemos un pueblo desfalcado por
un proyecto que le hizo creer que era la panacea, que nos hacía creer que todo
estaba bien, que se robaba pero teníamos carreteras, que se robaba pero
teníaamos hidroeléctricas, que todo era color de rosa o "verde de
prosperidad" y que educar y controlar el orden social se lo hacía con
discursos prepotentes, y que la palabra en una cadena nacional era ley, y si no
se cumplía lo que se decía cada sábado, era la apología del juicio final en el
mismo paraíso celestial de la revolución ciudadana; fue tan esplendido y
generoso el proyecto del Socialismo en el Ecuador, que al igual que en
Venezuela, Argentina y Cuba, prácticamente deberíamos estar en la elite de países
primer mundistas, pero ahí la pregunta, ¿qué destruyó el sueño socialista?, la respuesta
está en todo lo expuesto en los enunciados anteriores.
Con una clase política venida a medos,
con las instituciones del estado carcomidas por la corrupción, con la ciudadanía
incrédula en los estamentos de justicia, con un proyecto político de izquierda
por los suelos, con un gobierno desorientado que a lo único que ha atinado es a
seguir las recetas del yanquismo a través del fondo monetario internacional,
con una economía decreciente y que a pasos acelerados va apretando el cuello de
los ecuatorianos, con el petróleo que es la principal fuente de ingreso del país,
negociado a precio de gallina enferma a la China y con una falta de líderes en
las organizaciones sociales, con la tibieza del actual régimen y su amistad con
los oligarcas, banqueros y los grupos de poder, y tantos, tantos y tantos errores
de los pseudos comunistas, socialistas e izquierdistas que nos gobernaron, la mesa está servida para
que nos gobierne la derecha…